sábado, 8 de diciembre de 2012

Otra vez.

Hoy es uno de esos días. Sí, uno de ésos, en los que estás de bajón. En los que no quieres hacer nada. En el que sólo tienes ganas de llorar o de irte muy lejos. Pero a falta de poder hacer lo segundo, lloras. Es uno de esos días en los que necesitas un hombro, y  no uno cualquiera, sino el suyo. Es uno de esos días en los que muy a pesar de todo, estás apoyando a otra gente. Un día en los que  necesitas y quieres muchas cosas pero que, a la vez, no sabes cuáles son. Es uno de esos días en los que sonríes a tu madre, ya que ni siquiera sales a la calle. Uno de esos días en los que recuerdas muchas cosas y muchas promesas. Incumplidas. Uno de ésos días en lo que lo que te falta, es sonreír. Uno de esos días en los que un abrazo se queda corto. Que necesitas más de uno, que necesitas a alguien pendiente de ti. Que necesitas una mano amiga. Que necesitas a alguien en quien confiar. En el que piensas que no vales nada. Que estás sola si aun te quedas aquí. Que el mejor sitio en el que podrías estar es lejos. Con él. Sin amigos. SÍ, SIN AMIGOS. Porque con ellos puedes estar el resto de días. Con él no. Necesitas un día sonriendo con él. Un día en el que parezca que todo irá bien aunque el mundo se esté acabando ahí fuera y tú ni te des cuenta, por el mero hecho de que estás feliz, a gusto y con la persona que quieres. Porque parece mentira que algunos los tengan tan fácil y otros, sin embargo, tan difícil. Parece mentira. Porque aquí la gente tiene de todo y es incapaz de apreciarlo. Algún día se darán cuenta. Al fin y al cabo, no me tengo que meter en éso.
Quiero estar con él y si es para el resto de mi vida mucho mejor. Te quiero.

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